Vengo con una receta fácil que puede servir de aperitivo, de ración para acompañar un plato principal y también queda muy bien como tropezón para las crema.
INGREDIENTES: Zanahorias, aceite de oliva y sal.
PREPARACIÓN:
Pelamos las zanahorias con ayuda de un pelador y nos disponemos a cortarlas en rodajas muy finas con ayuda de una mandolina. Si no disponemos de mandolina (que es mi caso) se puede utilizar el mismo pelador para sacar las láminas finas.
Calentamos el aceite, tiene que haber el suficiente para que la zanahoria flote, yo recomiendo unos dos o tres centímetros de profundidad, cuando el aceite empiece a humear echamos las zanahoria.
Sacar las zanahorias a un plato con papel de cocina para que absorba el aceite. Cuando estén templadas o frías echar la sal al gusto.
TRUCOS PARA QUE SALGAN BIEN CRUJIENTES:
- El corte de la zanahoria tiene que quedar los más fino posible.
- El aceite tiene que estar bien caliente.
- No amontonar las zanahorias en la sartén, lo mejor es freírlas a turnos e ir poniendo poquitas.
- La zanahoria no queda crujiente hasta que no se enfría, así que no pretendas sacarlas crujientes del aceite por que se quemaran. Para saber el punto tiene que percatarte de como tira burbujitas cada trozo cuando lo depositas en el aceite, pues bien, justo cuando acaban de burbujear es el momento de sacarlas de la sartén.
- Es importante no amontonarlas en el plato con el papel absorbente, ya que cuanto más rápido se enfrían más crujientes quedarán, si los amontonas quedarán blandas y no crujientes.
- No las sales demasiado, la gracia del plato es el dulzor de la zanahoria.
...ñam, ñam.
Ando por Facebook un ratito al día.
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